viernes, 8 de diciembre de 2017

Los beneficios de donar sangre

Ceder parte de nuestra sangre ayuda a salvar vidas, pero además de la satisfacción de hacer algo maravilloso por los demás, la donación también puede favorecer la salud de quien lo practica, según indican varios estudios.
“La sangre permite aumentar la esperanza y la calidad de vida de pacientes con enfermedades potencialmente mortales y llevar a cabo procedimientos médicos y quirúrgicos complejos. Asimismo, es fundamental para tratar a los heridos durante urgencias de todo tipo (desastres naturales, accidentes, conflictos armados, etc.) y cumple una función esencial en la atención materna y perinatal”, destaca la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En este sentido, Cruz Roja explica que la sangre obtenida gracias a las donaciones se destina “al tratamiento de muchas enfermedades que producen anemia, al tratamiento de distintos tipos de cáncer, así como a intervenciones quirúrgicas, trasplantes de órganos y atención ante accidentes, hemorragias y quemaduras”.
Entre los 18 y los 65 años. Además, las transfusiones de sangre son un componente esencial de la atención médica de urgencia.
“En las emergencias aumenta la demanda de transfusiones sanguíneas, que se hacen más difíciles y complejas. Un suministro adecuado de sangre durante las emergencias exige un servicio de transfusiones bien organizado, lo que solo puede garantizarse con la colaboración de toda la comunidad y con una población donante que se comprometa a hacer donaciones voluntarias no remuneradas a lo largo del año”, subraya la OMS.
Del mismo modo, Albert Altés, hematólogo y presidente de la Asociación Española de Hemocromatosis afirma que es importante donar porque la sangre es necesaria para muchos pacientes y no se puede fabricar. “Para hacer transfusiones es preciso que alguien done la sangre”, aclara.
Los especialistas de Cruz Roja precisan que con 450 ml de sangre se pueden salvar hasta tres vidas ya que, al llegar al centro de transfusión, la sangre se divide en tres componentes: hematíes (glóbulos rojos), plasma y plaquetas, que se transfundirán a los enfermos en función de sus necesidades.
Es más, el doctor Altés señala que se puede procesar más para obtener algunos factores de la coagulación necesarios para ciertos pacientes.
El hematólogo recuerda que para ser donante sólo hay que tener entre 18 y 65 años, estar sano y no sufrir enfermedades que puedan contagiarse a través de la sangre.
Las donaciones deben ser altruistas, sin que haya ningún beneficio para el donante. No obstante, el hecho de donar podría repercutir en favor de la salud de quien dona. Esto es muy claro en el caso de las personas con hemocromatosis pues las extracciones de sangre forman parte del tratamiento. “Las hemocromatosis son un grupo de patologías causadas por un exceso de hierro en el organismo.
Cuando el cuerpo almacena más cantidad de la conveniente por causas genéticas, estos pacientes deben someterse a flebotomías (extracciones de sangre) con regularidad”, indica el doctor Altés.
En este sentido, el galeno aclara que la sangre de los pacientes con hemocromatosis es apta para la donación, siempre y cuando esa persona no sufra otros trastornos que pudieran afectar a la transfusión.
La donación podría repercutir en una menor incidencia de cáncer. Pero las personas sin hemocromatosis también pueden verse favorecidas si ceden sangre. “Algunos médicos pensamos que es muy probable que la donación sanguínea beneficie al donante en algunos aspectos: en su nivel de azúcar, su tensión arterial y su nivel de lípidos. Además, creemos que podría ayudar a disminuir el riesgo de cáncer y de diabetes”, apunta.
Así, el hematólogo señala que existe “una clara relación epidemiológica entre el acúmulo de hierro en el organismo y la probabilidad de desarrollar diabetes en el futuro. Esto se ha demostrado tanto en la población general como en gestantes (y la aparición de diabetes gestacional).
También se ha visto que comer más hierro (en particular hierro hemo, el de la carne) se relaciona con un mayor riesgo de sufrir diabetes”.
Altés expone que dos pequeños estudios con pacientes diabéticos, uno de ellos realizado en España en 2002, han mostrado que disminuir el hierro corporal reduce esta enfermedad y manifiesta que “debería hacerse un estudio más amplio entre pacientes con diabetes para corroborar si las flebotomías mejoran la enfermedad”.
Fuente: http://hoy.com.do/los-beneficios-de-donar-sangre/

Hemocromatosis, cuando el hierro es demasiado

Todos hemos oído hablar de la anemia y sabemos qué consecuencias tiene la falta de hierro para la salud. Sin embargo, su exceso también puede ocasionar daños importantes.

El hierro es un elemento fundamental que obtenemos a través de nuestra alimentación diaria. Es necesario para producir hemoglobina, una proteína que forma parte de los glóbulos rojos y que se encarga de transportar el oxígeno por todo el cuerpo.

“El cuerpo humano no tiene un sistema para excretar el exceso de hierro”, subraya Hemocromatosis Australia, una entidad sin ánimo de lucro dedicada al apoyo de las personas con hemocromatosis y sus familias.



Dos tipos

En condiciones normales, el organismo controla los niveles de hierro absorbiendo sólo la cantidad que necesita. Pero en el caso de las personas con hemocromatosis, la absorción de hierro es mayor y el excedente se va acumulando en los órganos y las articulaciones.

“El exceso de hierro produce daños tóxicos sobre todo donde más se acumula, que es en el hígado, pero también en el páncreas, en el corazón y en las articulaciones. Puede terminar causando cirrosis, insuficiencia cardiaca, diabetes… es decir, un daño generalizado”, precisa Albert Altés, presidente de la Asociación Española de Hemocromatosis.

El hematólogo explica que hay dos tipos de hemocromatosis. “Por un lado está la hemocromatosis hereditaria, una enfermedad genética que se transmite de padres a hijos. Por otro, están las hemocromatosis secundarias que, básicamente, se deben a transfusiones. Es decir, ocurren cuando a una persona, por el motivo que sea, se le tiene que transfundir sangre muchas veces. Como esta sangre lleva hierro y el organismo no tiene ningún sistema para eliminarlo, al final se acumula mucho y causa toxicidad”, detalla.

La Asociación Española de Hemocromatosis señala que las hemocromatosis secundarias “suelen afectar a jóvenes con anemias graves de origen genético y que requieren transfusión (talasemia mayor y drepanocitosis) o a personas mayores con anemias crónicas adquiridas por ‘degeneración’ de la médula ósea”.

Entre las hemocromatosis hereditarias hay distintos tipos. Según explica el doctor Altés, “el más frecuente afecta más a varones que a mujeres y suele diagnosticarse a partir de los 50 o 60 años, que es cuando empiezan a presentar problemas, sobre todo en el hígado, debido al acúmulo de hierro”.

“Estas personas, a través del intestino, absorben más hierro de la cuenta durante toda su vida. Pero este hierro es sólo un poquito más de lo normal, por lo que el organismo tarda muchos años en sobrecargarse. Lo habitual es que estas personas no tengan ningún problema hasta que llegan a los 50 o 60 años, que es cuando han acumulado suficiente hierro como para que cause enfermedad”, indica.

Asimismo, el facultativo aclara que en las mujeres la hemocromatosis es menos frecuente debido a las pérdidas de sangre que se producen en la menstruación.

Por otro lado, “hay un tipo de hemocromatosis que afecta a gente joven y lo hace de una forma devastadora. Son personas a las que les falla el corazón y, cuando se hace el trasplante cardíaco, se ve que lo que tenían era una hemocromatosis juvenil. Afortunadamente, es muy poco frecuente”, expone el doctor Altés.

No obstante, el especialista afirma que también hay personas que pueden tener genética de hemocromatosis y morir de viejos sin que les pase absolutamente nada durante toda su vida.

Además, el hematólogo señala que existen factores externos que modelan la probabilidad de que la enfermedad se manifieste más o menos.

“No va a tener el mismo grado de enfermedad una persona que, aparte de tener hemocromatosis, bebe alcohol que otra que no lo hace”, destaca.

Del mismo modo, el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de Estados Unidos expone que el alcohol puede empeorar el daño hepático producido por la hemocromatosis.

Esta entidad también subraya que hay ciertos factores que pueden incidir en la gravedad de la hemocromatosis. “Por ejemplo, una alta ingesta de vitamina C puede hacer que la hemocromatosis empeore, ya que la vitamina C favorece la absorción del hierro presente en los alimentos”, precisa.

Extracción de sangre

El tratamiento para las personas con hemocromatosis de origen hereditario consiste en extraerles sangre, lo que se conoce con el nombre de flebotomía.

“Es un tratamiento muy sencillo y si se instaura precozmente, es decir, cuando la persona tiene una sobrecarga de hierro pero todavía no es lo suficientemente grande como para causar daño orgánico, lo único que se tiene que hacer son flebotomías. Esta persona continuará hiperabsorbiendo hierro, pero ya no va a tener consecuencias como cirrosis, diabetes, etc”, manifiesta el doctor Altés.

“Hay una fase de tratamiento que llamamos de depleción del hierro y que consiste en hacer flebotomías semanales guiándonos por análisis de sangre que nos dicen cuánto hierro hay en el organismo. Estas personas pueden necesitar que se les extraiga sangre semanalmente durante seis meses o un año, hasta que detectamos que el hierro ya está muy bajo”, precisa.

“Una vez concluida esta fase, los pacientes con hemocromatosis de origen genético siguen sometiéndose a flebotomías, pero más espaciadas en el tiempo. Así, las extracciones de sangre en lugar de hacerse cada semana se hacen, por lo general, cada tres o cuatro meses”, agrega el galeno.

El tratamiento “es un poco incómodo porque a la gente no le gusta tenerse que pinchar cada semana, pero es absolutamente eficaz. Con cada flebotomía se extraen unos 200 miligramos de hierro, que es una cantidad muy grande si consideramos que cada día se absorbe sólo un miligramo”, destaca el hematólogo.

No obstante, el tratamiento es distinto para los pacientes con hemocromatosis secundaria. “Los casos de hemocromatosis secundaria se deben al acúmulo de hierro generalmente causado por transfusiones periódicas. Usualmente, la causa de dichas transfusiones es una anemia crónica grave y, por lo tanto, no es posible tratar a los pacientes con flebotomías. Debe recurrirse siempre al uso de fármacos quelantes del hierro”, explica la Asociación Española de Hemocromatosis.

Alimentación
Respecto a la alimentación que deben llevar las personas con hemocromatosis, los especialistas del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido manifiestan que no es necesario hacer grandes cambios en la dieta, ni eliminar todos los alimentos que contengan hierro. “Esto no sería de gran ayuda si se está recibiendo tratamiento y podría suponer que no se obtenga la nutrición necesaria”, recalcan.

Asimismo, señalan que, habitualmente, a las personas con hemocromatosis se les recomienda seguir una dieta sana y equilibrada, evitar alimentos enriquecidos con hierro, como por ejemplo los cereales del desayuno, no tomar suplementos de hierro ni de vitamina C y evitar el consumo de alcohol.

Si bien la hemocromatosis de origen genético no se puede prevenir, es fundamental diagnosticarla a tiempo para poder someterse al tratamiento antes de que el hierro acumulado en el organismo produzca daño orgánico.

Por ello, los hematólogos recomiendan a los hijos, padres y hermanos de una persona a la que se ha diagnosticado este tipo de hemocromatosis que se sometan a las pruebas necesarias para saber si ellos también tienen la enfermedad.

Cuando el hierro es tóxico

La hemocromatosis engloba a un grupo de patologías causadas por un exceso de hierro en el organismo. Esta acumulación de hierro puede ser hereditaria, es decir, debida a causas genéticas, o bien adquirida o secundaria, debida a diversos factores como múltiples transfusiones sanguíneas, enfermedades hepáticas, alcoholismo crónico u otras enfermedades relacionadas con el metabolismo del hierro. Los signos y síntomas de la enfermedad se producen debido a un aumento generalizado de los depósitos de hierro que da lugar a afectaciones en diversos tejidos del organismo. El hígado suele ser uno de los órganos más afectados debido a esta sobrecarga. La acumulación de hierro en hepatocitos conlleva una cirrosis que puede desencadenar a hepatocarcinoma. Los pacientes también suelen desarrollar diabetes, debido al acúmulo de hierro en las células beta del páncreas, daño cardíaco y artropatía.
En relación a la hemocromatosis hereditaria, actualmente distinguimos 6 tipos de hemocromatosis distintas (tipo 1, tipo 2a, tipo 2b, tipo 3, tipo 4 y HH dominante) en función de la causa genética. Aunque la mayoría de subtipos son enfermedades raras que afectan a <1/1.000.000  individuos, la hemocromatosis de tipo 1 o hemocromatosis clásica tiene una prevalencia de 1/200 personas en occidente. Suele ser más frecuente en varones de raza blanca, de origen caucásico, y de más de 50 años. Está causada por mutaciones en el gen HFE, siendo la más frecuente la sustitución de una cisteína por una tirosina en la posición 282 de la proteína. Los otros subtipos, que en conjunto engloban un 20% de las hemocromatosis, están causados por mutaciones en los genes HFE2HAMPTFR2SLC40A1 y BMP6, respectivamente.
El diagnóstico de la hemocromatosis se basa en detectar mediante pruebas bioquímicas un aumento en el índice de saturación de la transferrina (IST), y un aumento en los niveles de ferritina sérica y hierro sérico. Finalmente, el diagnóstico se confirma mediante una prueba genética para detectar las mutaciones patogénicas. El tratamiento por excelencia en pacientes con hemocromatosis consiste en flebotomías repetidas para eliminar el exceso de hierro del organismo.

Palabras clave: hemocromatosis; hierro

Leer articulo completo: https://revistageneticamedica.com/2017/01/05/hemocromatosis-hereditaria-rev/

¿Qué frutos secos tienen más HIERRO?

https://biotrendies.com/rankings/frutos-secos/mas-hierro

Aunque el hierro de estos alimentos es de origen vegetal y se absorbe en menor medida que el hierro de origen animal, podemos incluir un puñado de frutos secos junto a un zumo de naranja o una fruta rica en vitamina C y así, favorecer su absorción. Entre los frutos secos con más hierro se encuentran:
  • Pistacho, que posee 7,2 mg de hierro por cada 100 gramos y que con un sólo puñado de 30 gramos alcanza la proporción de hierro de 100 gramos de carne.
  • Orejones de melocotón, que como contamos anteriormente, aporta 7 mg de este mineral por cada 100 gramos y también resulta una buena opción para sumar este nutriente a la dieta.
  • Piñones que aportan 5,6 mg de hierro por cada 100 gramos y que una ración de 30 gramos puede aportar poco más de 1,6 mg del mineral.
  • Almendra, que ofrece por cada 100 gramos poco más de 4 mg de hierro, pero igualmente, puede ayudarnos a cubrir la cuota diaria de este nutriente.
  • Avellana, que cerca de la almendra, aporta 3,8 mg de hierro por cada 100 gramos y puede emplearse para elaborar cremas o mantequillas vegetales fácilmente.
Éstos son los frutos secos que mayor contenido de hierro poseen, pues el resto de los ejemplares, ya sea de frutas deshidratadas o de frutos secos naturalmente, poseen alrededor de 3 mg o menos de hierro por cada 100 gramos.